jueves, 2 de noviembre de 2017

Sobre el fallecimiento de Conchita Alas

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Conchita Alas fué una ejemplar mujer con méritos propios. Emprendedora, trabajadora, capaz. Su legado a la educación se defiende por sí mismo, sin necesidad de usurpar antecedentes de la fundación de la Escuela Nicolás J. Bran.

Conchita Alas falleció el 13 de marzo del 2017 a la edad de 90 años en la ciudad de West Palm Beach, Florida, Estados Unidos de América. Dejó el legado de Estudio, Amor y Trabajo, principios bajo los cuales fundó su Liceo Sagrado Corazón de Jesús en la Colonia Miramonte y el desarrollo y construcción de las edificaciones (cancha de basketbol, piscina, aulas una de ellas, con una estructura de tres plantas) que ahora ocupa la Escuela Bilingue Tazumal. También dirigió, basándose en su iniciativa y capacidades, la construcción del edificio de dos plantas que ocupó de fachada más de una cuadra, enfrente del Boulevard Venezuela edificio que posteriormente han sido ocupados por empresas reconocidas de venta de repuestos de automóviles como Econoparts e Impressa y sin duda utilizó esas capacidades para la construcción de las instalaciones de la Escuela Nicolás J. Bran de la cual fue Directora. Al autor de esta nota le consta (no solamente en calidad de hijo, sino, como ser humano, con el privilegio de haber contribuido en alguna medida en sus esfuerzos pero sobre todo por recibir sus enseñanzas basadas en) su capacidad excepcional para emprender, la acrisolada honradez, el esfuerzo tenaz, la firmeza y el coraje en la lucha por desarrollar y hacer respetar el mérito propio, el respeto a la dignidad humana que deja como hija, como madre y como esposa.

Falleció en Estados Unidos de América a donde emigró.
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Un reconocimiento de Colonial Williamsburg Foundation a Conchita Alas

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Para tener una referencia de Colonial Williamsburg Foundation:
http://www.history.org/foundation/

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Para la historia de la Escuela Nicolàs J, Bran


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Tomado de:

"AQUÍ LES COMPARTIMOS INFORMACIÓN BRINDADA POR UN EX-ALUMNO JBRANERO... 
UN POCO DE HISTORIA ACERCA DE NUESTRA QUERIDA ESCUELA Y DE UNA DE SUS FUNDADORAS...


HISTORIA DE LA FUNDACIÓN DE LA ESCUELA NICOLÁS J. BRAN
POR LA MAESTRA GREGORIA LÓPEZ DE ÁLVAREZ
La escuela Nicolás J. Bran de la colonia 3 de Mayo de San Salvador, nació como un ideal por acercar el pan del saber a los niños de las familias de los barrios vecinos a la colonia Luz. Dios puso en mis manos esta misión y yo la hice mía, por las generaciones de niños que me mandó!
Para relatar la historia de la fundación de la escuela, preciso citar algunos datos autobiográficos, tanto personales como otros relacionados con mi trayectoria docente:
Nací un 9 de mayo de 1,928 en el Barrio El Calvario de la ciudad de San Salvador, de padres originarios de Guatemala. Mi padre Manuel López Chay y mi madre Celestina Herrera. Son residentes en El Salvador. Ambos comerciantes de especias y medicinas naturales traídas del hermano país para la venta en el mercado del centro de San Salvador. A unos días de nacida en mayo de 1,928, me bautizan mis padres en la Iglesia católica El Calvario de esta capital, recibiendo el nombre de Gregoria López Herrera.
Mi infancia estuvo cimentada en valores morales, con arraigadas costumbres religiosas y en la colaboración en tareas domésticas por mis padres, forjándome así la predilección por el trabajo y el carácter de una persona de bien para la sociedad. El sano entretenimiento y cariño de mi familia, amistades y vecinos tuvieron cabida en mi niñez, por lo que diría fue sana y alegre en la medida de lo posible, junto a mis dos hermanitas y a mis cuatro hermanos.
En 1,935, a mis siete años mi padre me matricula en el primer grado en la Escuela de religiosas “Santa Luisa de Marillac” ubicada en el Barrio El Calvario donde vivíamos y contiguo al mercado central donde trabajaban mis papás, la cual entiendo aun opera en el mismo lugar. Esta escuela me abrió las puertas para mis estudios de primaria y del plan básico de la época.
En 1936, a la muerte de mi padre, con muchos sacrificios mi madre tuvo la oportunidad de comprar con facilidades un terreno en la colonia Luz, contiguo a la colonia 3 de Mayo y colindante con el ahora Boulevard Venezuela y frente a la que luego fuera la colonia 10 de septiembre, adonde nos mudamos toda la familia: mi madre y sus siete hijos. Este traslado no fue motivo para que dejáramos de asistir con mis hermanos a la escuela Santa Luisa donde iniciara mis estudios, pese a los caminos largos, irregulares y llenos de polvo que teníamos que recorrer, por lo que para llegar limpios a la escuela teníamos que salir de nuestra casa con unas botas de hule y al llegar a la escuela nos debíamos cambiar nuestros zapatitos limpios, para estar siempre impecables, como fue la exigencia de mi mamá.
Estando sola mi madre, se forja con el apoyo de mis hermanos mayores su independencia económica, manejando su negocio de especias y medicinas naturales en el mercado de la capital y con la crianza de cerdos y gallinas para la venta, en nuestra nuevo hogar.
El trabajo de mis hermanos menores y el mío, eran estudiar y colaborar en los quehaceres de la casa, hacía mis deberes escolares en el puesto de mi mamá en el mercado central, mientras llegaba la hora de regresarnos a pie a la casa.
Un buen día, haciendo mis tareas me abordó una clienta de mi madre, una señora acomodada de la colonia Flor Blanca, quien me preguntó a que grado iba y si iba a seguir estudiando algún oficio, a lo que le contesté que quería continuar pero que mi madre no tenía facilidades para hacerlo, fue así que me ofreció ayudarme económicamente para comprar mensualmente los útiles y materiales para que yo estudiara para maestra ó enfermera, a lo que muy emocionada acepté su apoyo para seguir la carrera docente.
Para 1943, terminando mis estudios en la escuela de monjas y al manifestarle a mi madre mi vocación por la docencia, con esfuerzos propios y con la ayuda económica ofrecida por ese ángel benefactor que Dios me había mandado, me matricula en la “Escuela Vocacional Femenina República de Francia”, una institución especializada para preparar a señoritas en la docencia, de donde con dedicación y constancia a mis 17 años me gradúo como Profesora en el año de 1,945.
A partir de 1946, a mis 18 años, empieza mi carrera en el magisterio. Ya registrada como maestra ese mismo año y ante la necesidad del gobierno en turno del presidente General Salvador Castaneda Castro, de desplegar docentes a las distintas localidades en esa época, el Ministerio de Educación me inicia destacándome como Directora en la “Escuela Rural Mixta Cantón Llano de la Hacienda” en el departamento de Cabañas.
Para mi edad e incipiente experiencia docente, esta fue una experiencia fuerte como grande, pues se trataba de desligarme de mi madre y de mis hermanos a tan corta edad, pues por las limitantes de la época en cuanto a medios de transporte, no podía viajar a diario hacia y desde mi casa a la escuela. De manera que fui acompañada por uno de mi hermanos mayores a la escuela, fue un trayecto lleno de proezas, abordamos cerca de mi casa un rústico bus de madera hasta la terminal de oriente, luego transbordamos otro que nos llevó al departamento de Cabañas, a pocas cuadras buscamos a un señor que nos habían referido para que nos rentara un caballo, para llegar al pueblo siguiendo las indicaciones que él mismo nos dio.
Al llegar a nuestro destino, buscamos a una familia que nos habían recomendado para que me alquilaran un cuarto y me proveyeran de mis comidas en la semana. Al quedar instalada, tengo que confesar que me sentí aterrada al desprenderme de mi hermano, pero me conformé con la promesa que me llegaría a encontrar los días viernes para regresar a la casa de mi mamá.
Había comenzado mi misión como mentora, llegué a organizar la escuela, los programas de estudio, al cuerpo docente y a promover la matrícula de casa en casa a las familias con hijos en edad escolar, mi personalidad sociable y emprendedora me facilitaron estas gestiones. De momento la capacidad instalada del plantel escolar estaba completa y con el recurso docente motivado y la afluencia de niños, la actividad escolar cobró vida en aquella localidad!
Bastó un poco más de seis meses, para que dejara en marcha la obra, luego de la verificación que el Ministerio de Educación llegara a hacer de la implementación encomendada y ante la validación obtenida de ellos, me fue asignada la siguiente misión.
En 1,947 el Ministerio de Educación me nombra Directora interina de la “Escuela Rural Mixta Cantón El Paraíso” del departamento de Cuscatlán; la obra fue bajo las mismas condiciones que en mi primer asignación, llegué a organizar y a planear las actividades escolares, así como, a integrar al personal docente y a trabajar en la campaña de reclutamiento de niños en edad escolar de esa localidad y zonas aledañas, que estaban estancados en sus estudios por no contar con una escuela en funcionamiento a su servicio.
Mi trabajo fue también dejar instalada la escuela con buenos cimientos para su sostenibilidad. Desarraigarme de este proyecto al igual que el primero, fue duro, tal como dejar parte de mi vida o a un hijo dando sus primeros pasos, los esfuerzos conjuntos de la parte docente se veían gratificados, pues el acogimiento de las obras de la comunidad pro educación de sus hijos, se dejaba sentir.
Ese mismo año, el Ministerio de Educación me asigna como profesora auxiliar de la Escuela de varones “Padres Aguilar” de San Salvador, en la cual la señora Directora me permite replicar algunas de las experiencias exitosas de mis anteriores proyectos.
La autonomía brindada por las autoridades de educación en mis misiones, pese a mi juventud, me hicieron madurar el ideal de continuar forjando mentes productivas y útiles a la sociedad.
A mediados de 1,947, los beneficios de los proyectos implementados en las dos escuelas anteriores, me alentaron a establecer una escuela en la colonia Luz para sufragar las necesidades de educación de la creciente población de niños de las familias circunvecinas a falta de una escuela, por lo que comienzo a darle vida a mi proyecto personal.
Un ideal de juventud me embargaba, en el puse toda mi entrega, fe y esperanza en Dios en que la iniciativa fuera un éxito por el beneficio que traería a los hogares de las colonias: Luz, Palacios, 3 de Mayo, 10 de Septiembre, Harrison, Montserrat, Gerardo Barrios, Dreyfuss, Flor Blanca y demás asentamientos de población circunvecinos.
Como primera medida para materializar ese sueño, tuve que pedirle permiso a mi madre para iniciar la escuela en el terreno de su casa, le expliqué las necesidades de educación que prevalecían, los provechos que traería la idea y el deseo que tenía de obtener su apoyo para mi emprendimiento, tal fue la pasión que le transmití a mi madre que no pudo negarse ante tan noble intención, concediéndome su aprobación.
Siendo muy jovencita pero emprendedora, me armo de valor y convoco a reunión a los padres de familia de la colonia Luz, para comunicarles que ya estaba graduada de profesora y la experiencia adquirida como docente activa, así también, les expuse mi proyecto de establecer la escuela en mi propia casa, a lo que tuve una total aceptación por parte de ellos, puesto que representaba el anhelo para la educación de sus hijos, que ya muchos estaban esperando.
Las condiciones y recursos básicos para poner en marcha la escuela estaban aseguradas, al igual que mi disposición y la razón de ser para este proyecto: los niños de la comunidad.
Para finales de 1,947 me decido fundar la escuela en el patio de la casa de mi madre, ubicada en la colonia Luz, casa # 2404 sobre el actual Boulevard Venezuela y frente a la ahora colonia 10 de Septiembre, albergando a los niños en una galera de madera y lámina con piso de tierra y además bajo una ramada donde ubicaba a otro grupo de niños cuando no llovía, ahí acomodé a los niños en bancas y mesitas de madera, hechas por mis hermanos varones.
Ya en Enero de 1,948 comienza el año lectivo, separando a los niños por edades, para impartirles el nivel de conocimientos adecuados.
La escuelita había sido un proyecto de familia, puesto que mi madre tuvo a bien facilitarme las instalaciones y algún dinero para instalar la escuela y mis hermanos y hermanas me ayudaban a controlar a los niños. Bendigo a mi madre una humilde mujer, que fue iluminada por Dios para darme la oportunidad de ser maestra y ser partícipe del aporte de crear una fuente del conocimiento para muchas generaciones de niños y jóvenes.
Era indispensable conseguir los recursos para la sostenibilidad de la escuela, fue así como de inmediato al iniciar operaciones, gestiono con las firmas de los padres de familia ante el Ministerio de Educación el apoyo requerido y así, ante las verificaciones de rigor, tiene a bien oficializar en Abril de 1,948 al centro de estudios bajo la denominación de “Escuela Urbana Mixta de la colonia Luz” y me otorga el nombramiento de Directora de la misma.
La matrícula de niños se iba expandiendo mes a mes, por la labor de comunicación que hacían los padres de familia entre sus conocidos y mediante la difusión a través de la iglesia católica de la colonia. La asignación de personal docente por el Ministerio de Educación, no se hizo esperar, era un hecho e iba en aumento proporcional a la cantidad de niños y de los grados a los que se iba dando cobertura.
Para el mes de agosto de 1,948, la escuela en proceso de consolidación y por el creciente alumnado de las comunidades circunvecinas, por disposición del Ministerio de Educación es trasladada a un plantel provisional más amplio de la ahora Colonia 3 de Mayo, pues la casa de mi mamá ya no daba albergue suficiente y el centro de estudios es oficializado de la noche a la mañana como Escuela Urbana Mixta Nicolás Jesús Bran de la colonia 3 de Mayo.
Para finales de Agosto de 1,948, de forma abrupta recibo el nombramiento de Subdirectora de la escuela siendo la directora fundadora de la misma y como Directora es asignada la profesora Concepción Alas de Hernández, por intervención del profesor Joaquín Hernández Callejas su esposo, quien era el supervisor del circuito de parte del Ministerio de Educación, ambos residentes en la colonia 10 de Septiembre. La profesora Concepción Alas de Hernández recibe la dirección de la escuela en completo funcionamiento y con un cuerpo de docentes asignado.
Hacia 1,950, el crecimiento de la población estudiantil iba cada vez en ascenso, por lo que el Ministerio dispone alquilar dos casas en la colonia 10 de Septiembre, para dar cobertura a los estudiantes de los distintos grados en las condiciones para su desarrollo, dándose el traslado temporal de la escuela de la colonia 3 de Mayo a la colonia 10 de Septiembre.
Para Julio de 1,950 gestiono mi traslado ante el Ministerio de Educación y este tiene a bien destacarme como Directora de la Escuela Rural Mixta del cantón El Manguito de Antiguo Cuscatlán, con lo que dejo mi proyecto de escuela materializado y en su etapa de madurez, dando ya los frutos que sobrepasaban lo originalmente previstos.
Ahora me tocaba dejar a mis niños, mi sueño personal y una obra encaminada… sólo me reconfortaba el hecho de que un nuevo derrotero en mi vida profesional aguardaba por mí, sabía que Dios me abría otro ciclo para continuar forjando a nuevas generaciones de niños, para beneficio de Dios y de la sociedad salvadoreña.
En 1,951, ante la necesidad de dotar de los servicios e instalaciones acordes al nuevo tamaño de la escuela Nicolás J. Bran, los padres de familia de la colonia Luz y de las comunidades aledañas, se organizan y empiezan a gestionar ante el Ministerio de Educación la construcción de la escuela con infraestructura formal y con un plantel propio.
Para 1,952, como resultado de la perseverante gestión de los padres de familia con el Ministro de Educación, de la atinada intervención de la primera dama de la República y ante el mismo Presidente de El Salvador de ese entonces el Teniente Coronel Oscar Osorio, la construcción de la escuela es aprobada y el terreno asignado en el anterior local del Centro Educativo Nicolás J. Bran en la colonia 3 de Mayo, sede de la actual escuela.
La construcción en su primera fase, constó de un edificio de dos plantas, dotado de los servicios básicos para que la escuela operara para satisfacer la demanda de la población estudiantil de ese entonces. Años más tarde, con la constante ampliación de los niveles de educación atendidos, la construcción de la escuela siguió expandiéndose, hasta contar con las instalaciones actuales y con los servicios con los estándares que la vida actual demanda.
Para 1,953 el Ministerio de Educación me traslada a la Escuela Rural Mixta del Cantón Planes de Renderos, ahora Goldtree Liebes ubicada dentro del parque Balboa de los Planes de Renderos.
En Enero de 1,955 fui designada a la Escuela de niñas “José Mariano Calderón” de Santiago Texacuangos, donde además de la función docente, apoyo a la Directora doña Mercedes Morán en la implantación del proyecto de huerto casero y granja de aves de corral, que ella replicaba de su experiencia en Puerto Rico, para beneficio de la comunidades.
Desde Enero de 1,958 el Ministerio de Educación me destaca en la “Escuela Rural Mixta Ana de Sevilla” del cantón Planes de Renderos, plantel donde desarrollo una de las mejores y plenas etapas de mi vida magisterial, a través de las décadas de los años 60 y 70, hasta jubilarme en el año de 1,980.
En cuanto a mi vida personal, me casé en 1,959 y tuve dos hijos, quienes se han forjado sus vidas y carreras profesionales. Mi esposo murió en 1,999.
A finales de los años 80 fui buscada por la dirección de la escuela para entrevistarme sobre los orígenes del centro escolar, dado que una persona adulta mayor relatara sobre la verdadera historia de la misma; es así como en esos años, me hicieran una mención honorífica en reconocimiento como fundadora de la escuela Nicolás J. Bran, por lo que siempre quise dejar este legado documentado que hasta ahora se concretiza.
Mensaje de la Fundadora de la Escuela Nicolás J. Bran:
“A los niños y jóvenes les digo que sean siempre emprendedores, perseverantes, que tengan a Dios por guía y que tengan metas de bien y que las cumplan, pues las personas sin metas en la vida, son como barcos a la deriva, sin rumbo y sin dirección… Recuerden que al pasar por esta vida, es imperativo dejar una huella positiva para beneficio de la humanidad”
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El 10 de Agosto de 2,010 llevé a mi madre a presentarla ante la actual Directora de la escuela, como la fundadora de la institución, quien la recibió y la presentó en reunión general ante la comunidad estudiantil y cuerpo de docentes, como la fundadora de la escuela, acto que quedó registrado en fotografías y vídeos.
Esta historia se terminó de editar en su primera versión el 07/Nov./10, previa revisión y validación por mi madre y posterior corrección y edición de mi parte; la cual fue entregada a la actual Directora de la escuela como un aporte sobre los orígenes de la institución que mi madre quiso dejar.
La Historia de la fundación de la escuela Nicolás J. Bran y demás datos biográficos, han sido un aporte de la maestra fundadora y redactada por F. Álvarez -su hijo-, con el apoyo documental del historial laboral de mi madre proporcionado por INPEP, así como, en la recopilación de testimonios de exalumnos, vecinos y amigos de ella de las décadas de los 40 y 50 sobre la fundación de la escuela y en datos complementarios publicados en un blog sobre la escuela Nicolás J. Bran de la Sra. Conchita Alas, a pesar que no se hace justicia a los datos de la fundación de la escuela en 1,947 y a su establecimiento como institución.
Mi madre y fundadora de la escuela, maestra Gregoria López de Álvarez, falleció a los 85 años el 27 de Marzo del 2,013, dejando un legado de saber y ejemplo a muchas generaciones de salvadoreños. Descanse en la paz del Señor! Así sea!"
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Una aclaración de Evaristo Hernández, creador de este blog.
Conchita Alas fué una ejemplar mujer con méritos propios. Emprendedora, trabajadora, capaz. Su legado a la educación se defiende por sí mismo, sin necesidad de disputar antecedentes de la fundación de la Escuela Nicolás J. Bran.

Dejó el legado de Estudio, Amor y Trabajo, principios bajo los cuales fundó su colegio, el Liceo Sagrado Corazón de Jesús en la Colonia Miramonte y el desarrollo y construcción de las edificaciones (cancha de basketbol, piscina, aulas una de ellas, con una estructura de tres plantas) que ahora ocupa la Escuela Bilingue Tazumal. También dirigió, basándose en su iniciativa y capacidades, la construcción del edificio de dos plantas que ocupó de fachada más de una cuadra, enfrente del Boulevard Venezuela edificio que posteriormente ha sido ocupado por empresas reconocidas de venta de repuestos de automóviles como Econoparts e Impressa y sin duda utilizó esas capacidades para la construcción de las instalaciones de la Escuela Nicolás J. Bran de la cual fue Directora. Al autor de esta nota le consta (no solamente en calidad de hijo, sino, como ser humano, con el privilegio de haber contribuido en alguna medida en sus esfuerzos pero sobre todo por recibir sus enseñanzas basadas en) su capacidad excepcional para emprender, la acrisolada honradez, el esfuerzo tenaz, la firmeza y el coraje en la lucha por desarrollar y hacer respetar el mérito propio, el respeto a la dignidad humana que deja como hija, como madre y como esposa.

Conchita Alas falleció el 13 de marzo del 2017 a la edad de 90 años en la ciudad de West Palm Beach, Florida, Estados Unidos de América. a donde emigró.
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Una dedicatoria para Joaquín Hernàndez Callejas

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En el año de 1967 el graduando Mateo Sànchez, dedico su tesis, entre otras personas, a tres de sus compañeros de estudio de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador. Los tres profesionales fueron el Dr. Elvidio Ortiz González, Dr. Rómulo Marcenaro Soto y Dr. Joaquìn Hernández Callejas. A estos tres profesionales los unió una profunda amistad de prácticamente toda la vida. La dedicatoria y la tesis del posteriormente Doctor Mateo Sánchez, titulada "Consideraciones sobre la Imputabilidad" pueden leerse en:

http://www.csj.gob.sv/BVirtual.nsf/1004b9f7434d5ff106256b3e006d8a6f/6c5bac46b3f52f57062573ad004ff8f4?OpenDocument

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